Los consejeros abajo firmantes manifiestan ante el Pleno del
Consejo Valenciano de Cultura la siguiente posición:
1.
Consideramos que el texto propuesto por la Ponencia al Pleno
del Consejo Valenciano de Cultura no constituye un dictamen
sino una redacción de una negociación política. Tampoco
representa, por tanto, un consenso ni un pacto lingüístico, ya
que las instituciones representativas de las dos posiciones
lingüísticas en juego no han llegado, dentro o fuera de este
Consejo, a una situación de pacto o una aproximación
mínima de criterios.
2.
Considerando que el encargo de las Cortes Valencianas se
orientaba indiscutiblemente a abrir vías de solución al
conflicto lingüístico valenciano dábamos por supuesto (y este
era un sentir general) que el Consejo Valenciano de Cultura
realizaría un análisis y diagnóstico efectivo de ese conflicto.
Ahora bien, paradójicamente, ese análisis, que es condición
indispensable para la credibilidad de un dictamen, ha sido
sistemáticamente boicoteado, y continúa pendiente de
realizarse. Es más, bajo el pretexto de no especialización de
este Consejo en elementos de Historia, de Filología, de
Gramática o de Lingüística, aquellos fundamentos "históricos
y científicos" en los que el encargo de las Cortes Valencianas
colocaba la base del dictamen, han ido diluyéndose por
completo hasta el punto de no haberse producido ni siquiera
el debate de aceptación de una cuestión cardinal: la existencia
efectiva de una estructura diferencial de nuestra Lengua, que,
es de suponer, daría sentido a las conclusiones de un
dictamen posterior.
Quede claro, no obstante, en aras de la verdad, que desde
el comienzo de este proceso, hemos venido proponiendo
elementos de necesaria reflexión científica (lingüística o
histórica) y la correspondiente documentación, sin
conseguir nunca la aceptación de un debate esclarecedor.
3.
Sobre estas premisas, el texto que se presenta no da respuesta
a la demanda formulada por las Cortes Valencianas el 17 de
septiembre de 1.997, sino que viene a ser un compromiso sin
contenido, y orientado a satisfacer el interés político
coyuntural de creación, ya al parecer previamente decidida,
de una nueva entidad normativa.
4.
Entendemos, en todo caso, que la validez de un autentico
dictamen se asienta en estas condiciones:
- Que, científicamente ese refiera al sistema lingüístico
específico conocido históricamente como Lengua
valenciana, es decir, que reconozca fundamentarse en el
código lingüístico nativo del Pueblo valenciano actual;
no, por supuesto, en un código extraño a la evolución
particular de nuestra lengua.
-
Que, socialmente, atienda a la consciencia lingüística
general de los hablantes valencianos, manifestada si es el
caso, por medio de mecanismo fiables de diagnóstico; no
de confusas presiones exteriores, parciales y
manipulables.
- Que se fundamente en el debate de todas aquellas
cuestiones nucleares (norma, lengua, registro idiomático,
consciencia lingüística, gramática sincrónica, código
nativo, código substituto, etc.) que, se quiera o no, son
ineludibles si realmente se busca la clarificación
definitiva del problema. Ahora bien, estimamos que sobre
la base de una confusa definición, de la nula referencia a
un sistema diferencial y de la propuesta forzada de un
organismo regulador sin condiciones conceptuales, el
Pueblo valenciano pierde toda garantía futura de respeto
y preservación de la autentica lengua valenciana de la
que en definitiva es él el único heredero y propietario
5.
Consideramos, en definitiva, que la creación de una nueva
entidad lingüística normativa no resuelve en absoluto el
problema que a este Consejo Valenciano de Cultura se le ha
encargado estudiar, y la rechazamos, por tanto, por estos
motivos:
- Por ilógica suplantación de la que creemos única
institución legitimada para codificar el Valenciano, la Real
Academia de Cultura Valenciana, institución casi
centenaria, y paralela a otras tantas Academias normativas
en sus territorios competenciales;
- Porque, proponiendo su creación, este Consejo se limita
a transferir el debate y la solución de un problema que en el
fondo ha quedado sin tratar y resolver; y
- Porque, a partir de este vacío conceptual, es
incomprensible que aquellas personas o colectivos que,
explícitamente niegan o descategorizan la existencia
específica de la Lengua valenciana, puedan integrarse en
una institución codificadora de una lengua en la que
eficientemente no creen.
Por estas razones, habiendo puesto todos los esfuerzos por
reconducir este proceso en la única vía que estimábamos
válida, y teniendo conocimiento de la propuesta de dictamen
definitivo, expresamos nuestro voto negativo, solicitando que
esta explicación razonada de voto se adjunte al referido
"dictamen".
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