VOTO PARTICULAR DE XAVIER CASP Y LLEOPOLT PEÑARROJA


       Los consejeros abajo firmantes manifiestan ante el Pleno del Consejo Valenciano de Cultura la siguiente posición:

      1. Consideramos que el texto propuesto por la Ponencia al Pleno del Consejo Valenciano de Cultura no constituye un dictamen sino una redacción de una negociación política. Tampoco representa, por tanto, un consenso ni un pacto lingüístico, ya que las instituciones representativas de las dos posiciones lingüísticas en juego no han llegado, dentro o fuera de este Consejo, a una situación de pacto o una aproximación mínima de criterios.

      2. Considerando que el encargo de las Cortes Valencianas se orientaba indiscutiblemente a abrir vías de solución al conflicto lingüístico valenciano dábamos por supuesto (y este era un sentir general) que el Consejo Valenciano de Cultura realizaría un análisis y diagnóstico efectivo de ese conflicto. Ahora bien, paradójicamente, ese análisis, que es condición indispensable para la credibilidad de un dictamen, ha sido sistemáticamente boicoteado, y continúa pendiente de realizarse. Es más, bajo el pretexto de no especialización de este Consejo en elementos de Historia, de Filología, de Gramática o de Lingüística, aquellos fundamentos "históricos y científicos" en los que el encargo de las Cortes Valencianas colocaba la base del dictamen, han ido diluyéndose por completo hasta el punto de no haberse producido ni siquiera el debate de aceptación de una cuestión cardinal: la existencia efectiva de una estructura diferencial de nuestra Lengua, que, es de suponer, daría sentido a las conclusiones de un dictamen posterior.

       Quede claro, no obstante, en aras de la verdad, que desde el comienzo de este proceso, hemos venido proponiendo elementos de necesaria reflexión científica (lingüística o histórica) y la correspondiente documentación, sin conseguir nunca la aceptación de un debate esclarecedor.

      3. Sobre estas premisas, el texto que se presenta no da respuesta a la demanda formulada por las Cortes Valencianas el 17 de septiembre de 1.997, sino que viene a ser un compromiso sin contenido, y orientado a satisfacer el interés político coyuntural de creación, ya al parecer previamente decidida, de una nueva entidad normativa.

      4. Entendemos, en todo caso, que la validez de un autentico dictamen se asienta en estas condiciones:

  1. Que, científicamente ese refiera al sistema lingüístico específico conocido históricamente como Lengua valenciana, es decir, que reconozca fundamentarse en el código lingüístico nativo del Pueblo valenciano actual; no, por supuesto, en un código extraño a la evolución particular de nuestra lengua.

  2. Que, socialmente, atienda a la consciencia lingüística general de los hablantes valencianos, manifestada si es el caso, por medio de mecanismo fiables de diagnóstico; no de confusas presiones exteriores, parciales y manipulables.

  3. Que se fundamente en el debate de todas aquellas cuestiones nucleares (norma, lengua, registro idiomático, consciencia lingüística, gramática sincrónica, código nativo, código substituto, etc.) que, se quiera o no, son ineludibles si realmente se busca la clarificación definitiva del problema. Ahora bien, estimamos que sobre la base de una confusa definición, de la nula referencia a un sistema diferencial y de la propuesta forzada de un organismo regulador sin condiciones conceptuales, el Pueblo valenciano pierde toda garantía futura de respeto y preservación de la autentica lengua valenciana de la que en definitiva es él el único heredero y propietario

      5. Consideramos, en definitiva, que la creación de una nueva entidad lingüística normativa no resuelve en absoluto el problema que a este Consejo Valenciano de Cultura se le ha encargado estudiar, y la rechazamos, por tanto, por estos motivos:

  1. Por ilógica suplantación de la que creemos única institución legitimada para codificar el Valenciano, la Real Academia de Cultura Valenciana, institución casi centenaria, y paralela a otras tantas Academias normativas en sus territorios competenciales;

  2. Porque, proponiendo su creación, este Consejo se limita a transferir el debate y la solución de un problema que en el fondo ha quedado sin tratar y resolver; y

  3. Porque, a partir de este vacío conceptual, es incomprensible que aquellas personas o colectivos que, explícitamente niegan o descategorizan la existencia específica de la Lengua valenciana, puedan integrarse en una institución codificadora de una lengua en la que eficientemente no creen.

       Por estas razones, habiendo puesto todos los esfuerzos por reconducir este proceso en la única vía que estimábamos válida, y teniendo conocimiento de la propuesta de dictamen definitivo, expresamos nuestro voto negativo, solicitando que esta explicación razonada de voto se adjunte al referido "dictamen".




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